Christian Escribà es bisnieto del fundador de la emblemática pastelería que se inauguró en el 1906 en la Gran Via de Barcelona.
A los 16 años y en vista de su determinación de seguir con la saga familiar su padre, Antonio Escribà, decide formarlo lejos de sus dominios aprendiendo con los grandes maestros de la pastelería Mora de Barcelona.
Pasado un año se traslada a Paris, concretamente en la pastelería de su abuelo materno Etienne Tholoniat con el que aprende el oficio y le abre las puertas de la Pastelería Dalloyau y las cocinas de los restaurantes L’Auberge Peraudin y L’Homar a la Crème.
En 1982 vuelve a Barcelona y junto a su padre sigue trabajando y estudiando, abriendo en 1986 la segunda pastelería Escribà en la Rambla de Barcelona.
La nueva apuesta es un éxito lo que le anima a abrir en plena época post olimpiadas el Xiringuito Escribà en plena playa del Bogatell.
En el 2008 es nombrado Mejor Pastelero de España por la Academia Española de Gastronomía y entra a formar parte de la Academie Culinaire de France.
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